10 agosto 2005

Audi quattro

Campaña de Audi del año pasado, es muy buena, así que entra en este rincón de la locura.
Nº 2
Gracias por acabar con la soledad.
Gracias por ser la pareja, la unión, el amor.
Gracias, también, por darnos sentido, pues nada puede ser sin su contrario:
noche y día, hombre y mujer, blanco y negro.
Gracias por definir una recta.
Gracias por traernos el mañana en forma de unos y ceros.
Gracias por los ojos, las piernas, las manos.
Gracias por todo, dos.
Estamos en deuda contigo.
Nº 1
Apreciado uno.
Sirvan estas líneas para expresar mi admiración por ti.
Desde donde alcanzan mis recuerdos he deseado ser tú. Supongo que nos sucede a todos. ¿Quién no ha soñado alguna vez con ser el número uno?
Eres la victoria, la aspiración, el éxito.
Eres, en el sentido más amplio del término, singular. Nunca he tenido motivos para dudar de tu valía, sin embargo, últimamente me pregunto si debes ser tú el elegido.
Esperando que entiendas la incertidumbre que me embarga, me despido de ti afectuosamente.
Nº 5
-Piensa en un número del uno al diez, me dijo.
-El cinco, respondí.
-Sabia elección, el punto medio, el equilibrio. Nuestra primera unidad de medida, añadió enseñándome la mano abierta.
-Para mí es el aprobado.
-Para mí, los sentidos.
-Los continentes también son cinco.
-Como los océanos.
-O las vocales.
-O el lujo.
-¿El lujo?
-Cinco estrellas.
-Jamás había pensado que el cinco es tan importante. Pero dime, ¿he acertado?
Nº 7
Cuántas cosas se pueden decir de ti.
El músico diría que lo eres todo.
Do, re, mi, fa, sol, la, si: todo.
El pintor pondría color a un arco iris.
El párroco dudaría: "Hijo mío, siete son los pecados capitales y siete las virtudes".
El místico hablaría de un número mágico, de la suerte.
El historiador citaría las siete maravillas del mundo.
Director, acomodador y espectador coincidirían, el séptimo es un arte.
Y el viejo lobo de mar contaría historias de cuando surcaba los siete mares.
Cuántas cosas se pueden decir de tí.
Nº 3
¿Qué tiene el tres que no tengan los demás?
Tiene gracias, las de Rubens.
Tiene deseos, los de Aladín.
Tiene reyes que no reinan: Melchor, Gaspar y Baltasar.
Tiene Oro, Plata y Bronce.
Tiene tríos de gran fama.
Una regla matemática, el semáforo y sus colores.
Añadamos dimensiones: altura, anchura, profundidad.
Y restemos mosqueteros, pues por mucho que usted diga, no eran tres, don Alejandro.
Eran más.

Ahora digo yo: ¿qué pasa con los discriminados?
Os invito a escribir acerca del cuatro, del seis, del ocho y del nueve, incluso del cero.

03 agosto 2005

Mi teléfono

Mi teléfono móvil:
1. Me odia y
2. No es muy listo.
Ayer se lanzó al vacio. Lo sostenía con una mano y se tiró. No sé si es que no me soporta o tiene tendencias suicidas. Lo que sí sé es que es tonto. A lo mejor creía que de verdad era móvil. A lo mejor la culpa es nuestra por llamarlo así. Si fueramos fieles a la realidad los llamariamos teléfonos portátiles. Porque los teléfonos no se mueven, se llevan.Pero su caída fue sólo el principio. Ahora se apaga solo. Debe ser un acto de desesperación. O de odio. Porque si no lo miras no se apaga. Puedes dejarlo solo encima de una mesa y continua en marcha. Es cuando lo miras o lo tocas. Entonces se apaga. El muy miserable hijodeputa.